lunes, 28 de junio de 2010

EL PUEBLO DEL FRÍO (FRAGMENTO DE LA TAREA)

Por: José Antonio Pulido Xambrano

Alejandro dio una larga calda al cigarrillo. Estaba nervioso, el neumático del Montecarlo no andaba bien, el repuesto estaba peor. Él ya se lo había dicho a David en el páramo del Zumbador, que así no debían de seguir. Además del problema del neumático estaba la neblina que llegaba a ras de suelo. Maldijo al jefe editor, por haberle enviado a ese reportaje. Se había dado la noticia de la caída de un supuesto meteorito en aquella zona, la fecha el cinco de octubre. Después de varias entrevistas, los campesinos de la zona habían señalado la ruta del páramo que llevaba a la población de Queniquea como el posible lugar donde se habría producido el fenómeno.

David por su parte iba de lo más feliz, cámara en mano. El temperamento de David era del todo contrario al de su compañero. Él era un creyente de lo que se ha llamado pseudociencia, seguía en twiterr y facebook a Ton Cruise, por ser uno de los pioneros de la cienciología. Soñaba con algún día ver un ovni.

Los periódicos locales de la ciudad de San Cristóbal describía al páramo del Zumbador como una especie de  campo magnético. En las entrevistas recabadas para la crónica, uno de los aldeanos explicaba que las zanahorias y las papas de ese lugar se estaban pudriendo por aquello que había caído del cielo, esa piedra de fuego como la llamaban  se había incrustado en la madre tierra y como una especie de gusano estaba dañando todos los cultivos. Otro de los entrevistados hablaba de una bola de fuego que había caído en las tierras baldías, según este hombre aquel sitio estaba embrujado por los indios.

Alejandro terminó su cigarrillo. Bajó del Montecarlo a orinar a un costado de la carretera. Mientras lanzaba sus orines al aire escribiendo su nombre en el asfalto, un sendero llamó su atención. David se le había acercado, bromeó sobre su estado: ¡Cuidado y orinas en cubitos de hielo! Alejandro, no prestó atención al chiste de David, el sendero oculto por varios helechos debía conducir a alguna casa de la zona, pues desde el Zumbador hasta allí, en la curva del diablo no había visto ni un rancho. Se adentró en aquel camino y a lo lejos divisó lo que parecía una chimenea de fogón. Alejandro se devolvió, le dijo a David que aquel humo se veía cerca, y que el caucho del Montecarlo podría llegar hasta esa casa y allí pedir ayuda. David le gustó la idea, pensó en un cafecito y unas arepas con quezo, una costumbre de los andes que se hacía con los foráneos llegados a aquellas soledades.

Alejandro volvió a maldecir, el automóvil no quería ahora encender, el motor se había enfriado. David debió salir del Montecarlo para empujarlo, David se quejó, pues a su edad el mal de los riñones lo tenía muy mal, pero el carro no se movio. Alejandro se volvió a bajar del Montecarlo y revisó el motor, fue la única manera que el carro encendió.David por su parte verificó el celular, no había señal. Allí fue cuando en broma dijo: - Necesito un Blackberry.

Empezaron a adentrarse en aquella montaña cruda, y fue Alejandro quien observó que ese lugar se veía muy oscuro y húmedo. No pudieron avanzar con el Montecarlo más allá de unos trescientos metros. El Montecarlo lo tenía Alejandro desde que estaba en la Universidad, en él se había llevado muchas compañeras a Peribeca o San Pedro del Río, pero la vida del auto ya estaba en sus últimas andadas, de año 1978, aquel Montecarlo había pertenecido a la madre de Alejandro. En el periódico todos le tomaban en broma su auto, pero él no quería desprenderse del mismo pues era lo único que mantenía de su amada madre.

Alejandro abrió la puerta y la lanzó con fuerza y rabia al cerrarla. Miró a David, pero este sólo estaba pendiente de aquel lugar para tomar fotografías. El neumático se había pinchado. Cuando se acercó a ver con que se había topado, observó una extraña daga en el mismo. La sacó con cuidado. Aquella daga estaba hecha de un material que Alejandro desconocía, llamó a David para mostrársela.

- Mira lo que encontré.

- Uff, que cosa más extraña, nunca había visto una así.

La daga tenía en su mango una inscripción en latín: Maleficae. David volvió a su humor negro: - De tener un Blackberry con internet hubiese sido fácil saber que significa esa palabra.

El mango además tenía un dibujo tatuado en relieve, un lobo. Otra característica que vió Alejandro en la daga era el material del cual estaba hecha; plata. Lo sabía porque su vecino Manuel Suarez era coleccionista de monedas del mundo, y conocería donde fuera el metal de la plata. Otra cosa que David no sabía era que Alejandro en sus tiempos libres de juventud había aprendido a dominar otros idiomas con un curso Laurosse que tenía el abuelo Luis. Claro aquel curso estaba en casette. "Maléfica".

- Eso quiere decir esa palabra maléfica, es latín. No entiendo que hace esto aquí y aunque sea una antigüedad de que nos sirve, si estamos atoyados aquí en este páramo, sin cobertura, sin comida y nota como el frío está subiendo. Son las dos aún, lo más lógico es caminar hacia donde se ve el humo, en aquella loma, allí debe vivir alguien, o pueda ser que allí quede El Cobre.

- Pues yo no sé, pero que más vamos a hacer. Sigamos la ruta de la montaña y regresemos al Zumbador, me parece más lógico, en dos horas estaremos en el Zumbador y allí buscamos una grua.

- Veo más cerca la loma amigo David, y puede que allí mate sus antojos y le ofrezcan comida de páramo.

David arrugó la frente, la idea de caminar no le caía muy bien. Tomó su morral y observó como Alejandro resguardaba con un candado su amado Montecarlo. Parecía un viejo pensaba David de su compañero.
Empezaron a seguir el sendero, David estaba maravillado, tomando fotografías a todo, pues aquel habitat era muy "Prehistorico" para su pensar. Helechos y orquideas de variados colores, pensó en tomar unas muestras para llevarle a su madre, pero sólo en saber que faltaba mucho por caminar desistió la idea. Alejandro había sacado su libreta y había empezado a tomar notas, era una especie de terapia el de escribir, él escribía como una manera de purgar los problemas del mundo. Lo extraño de aquel lugar es que no se oía nada, en una flora tan exuberante la fauna no existía. El ruido o susurro del viento era lo más cercano a sus oídos. Por ello supo que David había sacado un chocolate, el papel del dulce sonaba de forma extridente en ese espacio. El cielo parecía estar paralizado, ni las nubes se movían. David ofreció un poco de chocolate a Alejandro, este lo recibió, el frío se estaba empezando a sentior. Estaban de verdad locos se decía David a su amigo, debieron haber esperado en la carretera y no ponerse a inventar. El humo de la posible chimenea se veía cada vez más lejos.
Alejandro se voltió rapido ante el ruido que sonó a sus espaldas, David había resbalado y caido al lado del sendero, que ya había dejado ser carretera. Cuanto le costo a Alejandro ayudar a subir a David, pero la noticia mala estaba por venir, David se había herido su pierna izquierda, el dolor era cruel...
 

lunes, 21 de junio de 2010

LOS CABALLEROS DE LA MUERTE

En mi corazón redoblan las campanas de una dulce mañana de noviembre. Pero también se remonta en mi atizada desventura, el recuerdo de una tiranía que me hundió en un vacío indescriptible. Después de muchos años regresé a la casa paterna y me senté en la puerta a esperar. Mi familia había sido asesinada por inescrupulosos caballeros de la guerra. Mis graneros yacían incendiados. Los animales muertos en sus corrales y los pájaros ya no cantaban en los árboles ni en las ventanas de mi desvencijada habitación. Soñé que todo era un sueño, sin embargo, dentro de éste, la realidad parecía una enorme mentira. Los caballeros de la noche presagiaban tormentas. Entré a la sala y encendí unas velas moradas que aún conservaban su nitidez. La llama se desparramaba en el viento azul de las primeras horas del alba. Un himno desgarrador se oía en medio de la lluvia, porque ahora llovía a raudales. Las palmas, de melenas oscuras y ensortijadas, sembradas de horror, parecieran perpetuarse en el delirio de abyectas melancolías. La letra del himno prodigaba una ocurrente alabanza a las estepas del valle, en donde duermen los restos de una civilización sagrada. Ese día no pude salir de casa pero sabía que pronto vendrían por mi. Los verdugos del sistema inquisidor sospechaban de mi rebelión. Habían interrogado a todos los coterráneos de aquella comarca y aunque ellos lo hubieran negado, yo ya formaba parte del objeto de su búsqueda; sabían de mi desventura, de mi terrible mudez, de mi enfermedad aciaga cuya consecuencia pudo ser la epidemia. No soportaban mi presencia en los pasillos del palacio, ni siquiera en las calles de mi país. La orden era superior a cualquier extremo de cordura. No esperaba de ellos su perdón, ni la indulgencia por mis favores. El escarnio me marcaba en la piel como a una res en el matadero. Entendí que la vida tiene un precio insobornable. Si fui un delincuente de las sombras, la justicia procederá. Y aunque no recuerde nada ahora, algo de mi se pudre en silencio, en un justo juicio cuyo veredicto se lleva en la punta de una lanza homicida. La verdad traspasa mis instintos y me hace su presa. Las pisadas del verdugo se oyen. El viento silba apacible, la última sentencia. Nadie impedirá mi inmolación. Afuera sigue lloviendo. Los pasos se acercan... estoy solo en la habitación. La llama se esfuma. El aire crece. El día apenas comienza. Despierto y las manos de una dama me acarician. Sus uñas me aprisionan el cuello, y la punta de una lanza se hunde en mi delirio. El dolor me envuelve en una manta blanca, bajo la llama que flamea incorrupta, sobre mis ojos.

jueves, 17 de junio de 2010

"PERDEDORES"

http://libros.casaeolo.com/books/perdedores

domingo, 13 de junio de 2010

RECORDATORIO A LOS NEONATENSES

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miércoles, 9 de junio de 2010

La lengua de los Caraqueños Héctor Estrada Parada

Contaba el destacado filólogo Ángel Rosenblat en su libro Buenas y malas palabras, que cualquier extranjero que viniera a Caracas se sorprendería y hasta se sentiría desconcertado por nuestra forma de hablar, así fuera hispano parlante.

Por ejemplo, se asustaría si alguien lo invitara a caerse a palos sin aclararle que de lo que se trata no es de pelear sino de tomarse unos tragos. Lo cierto es que la lengua de los caraqueños está hecha de muchos préstamos debido a que la ciudad es un sitio de paso de gentes de múltiples procedencias. Así tenemos que para un visitante extranjero que venga por primera vez a nuestra capital le será muy difícil entendernos si alguien no lo ayuda.

Eso pasó el otro día con mi amigo -le llamaremos Peter-, un joven neoyorkino estudiante de español, a quien tuve que ayudar para sacarlo de ciertas dificultades en que se metió. La primera fue cuando quiso comprar un CD a un buhonero. Preguntó el precio y el vendedor informal le respondió: 'Dos lucas, papá'. Yo, que estaba a su lado viendo CD's, salí en ayuda de un Peter desconcertado que consultaba su diccionario de bolsillo donde, por supuesto, no halló lo que buscaba.

Le expliqué que 'lucas' son miles, mientras que 'tablas' significa centenas de miles, y 'billuyo', dinero en general. Y 'papá' es un trato familiar que se ha extendido entre los ciudadanos más confianzudos.

Contento con la adquisición de sus nuevas palabras, las empezó a usar con entusiasmo. Tanto que al intentar sacar plata de un telecajero le dijo a un individuo que tenía detrás: "Saqué tres tablas. ¡Chévere, de pinga!!". Y el individuo, ni corto ni perezoso, le dijo: 'Bájate de la mula o te quiebro'.

Como el gringo no lo entendió se dispuso a seguir su camino. Entonces el malandro le dijo: 'Quédate como en la cédula o te clavo un chuzo'. Para su fortuna, por ahí pasaron unos policías en moto y al verlos, el 'choro se piró'.

Peter, que al final comprendió que estuvo a punto de ser atracado, les dio las gracias, pero ellos también le pidieron que se bajara de la mula. Al ver que no comprendía ni papa lo dejaron tranquilo.

Eso se llama 'matraca' -le expliqué días después, cuando me contó el episodio. Por supuesto también le expliqué que 'choro' significa ladrón, al igual que 'malandro', y que a los policías los llamamos 'tombos'. El desconcertado muchacho anotaba en una libretica lo que significaban las palabras caraqueñas que no aparecen en los diccionarios oficiales del idioma y menos en el de la Academia de la Lengua.

En eso estaba cuando me di cuenta de la dificultad de explicarle por ejemplo el uso de la palabra 'vaina' y todas sus variantes:

'una vaina': una cosa;
'echar vaina': bromear;
'ni de vaina': ni por casualidad, por nada del mundo;
'de vainita': por un pelo;
'qué vaina': expresión que se usa para lamentarse de una situación desagradable.
'cuidado con una vaina': precaución.
'mi mujer es una vaina seria': por querer significar incomprensibe o complicada.

Fue difícil que entendiera que era muy diferente decir: 'te voy a echar vaina' a 'te voy a echar una vaina', pues en el primer caso se trata de bromear mientras que en el segundo es una amenaza. Se reía el gringo al ver nuestra forma de encarar los tamaños de las cosas y las diferencias entre vainita, vaina y vainón... y mejor 'dejamos la vaina hasta aquí'.

Pero también fue trabajoso hacerlo comprender que para nosotros 'poco' es mucho. Por ejemplo: 'en la cola había un poco 'e carros', mientras que 'pocotón' es muchísimo: 'había un pocotón de gente saliendo del Metro'.

También traté de explicarle que 'burda' es mucho o aumentativo. Por ejemplo: 'fulano y yo somos panas burda'; 'ese señor es burda'e viejo'. Peter se rascaba la cabeza y decía 'yo no entender nada'.
'Piano, piano', le decía yo, y tenía que aclararle que no me refería al instrumento musical sino a la expresión de que poco a poco se llega lejos.

"Vamos a tomarnos unas birras y te sigo explicando", le dije y le aclaré el significado de la palabra 'birra', o sea cerveza. Una de las cosas que más lo divertía es nuestra manía de los diminutivos. Una mañana lo invité a desayunar y se rió mucho cuando pedí pastelitos, cafecitos, y cuarticos de jugo. Al principio no los usaba bien pues decía cosas como: voy a hacer una diligencia en la 'embajadita', me voy en 'metrico', o me comí un 'perrocalentico', pero poco a poco fue aprendiendo el uso correcto que, por lo demás, es totalmente arbitrario.

Luego tuve que hablarle de las frutas, ya que le gustan mucho, y explicarle que patilla no es el pelo que nos dejamos cerca de las orejas sino la sandía, y que la parchita es lo que en gringolandia llaman 'passion fruit' y en Brasil 'maracuyá', y que plátano es... bueno, ¡el plátano pues!

El otro día lo vi manejando una motico china por las calles de Caracas. Se veía feliz.¿Que pasó, 'chamo'?. Me costó tres 'palos' dijo muy orondo. Había descubierto la mejor forma de conocer la ciudad: sobre dos ruedas. Pero mi sorpresa fue mayor cuando sonó en aquel momento un celular y Peter se disculpó conmigo. Su conversación fue más o menos así: 'Marico, la jeva me embarcó. ¡Qué raya! Yo que la tenía cuadrada. Iba a recogerla para ir a la rumba y después meternos unos 'asquerositos' en Las Mercedes pero me dejó el 'pelero'. Y ahora me está 'pidiendo cacao'. ¡Qué va pana, no me la calo más!.

Mi sorpresa fue en aumento a medida que escuchaba la conversación. Peter ya se había aclimatado lingüísticamente. Pero la consagración de la primavera llegó cuando alguien se acercó a pedirme una dirección y Peter hizo lo que cualquier caraqueño haría: responder aunque no le hubieran preguntado a él. Y ahí, montado en su moto y sin despegar el celular de su oreja, le indicó al solicitante frunciendo los labios y señalando con ellos. Así me di cuenta de que aunque no hubiera nacido en Caracas, Peter ya merecía el título de hijo adoptivo de la ciudad.

Definitivamente los caraqueños deberíamos emprender la tarea colectiva de hacer un diccionario que registre nuestra forma de hablar ya que, si seguimos así, ni siquiera nos entenderemos entre nosotros mismos.

AULLIDO POSTHUMANO Pablo Paniagua

Y me trepo a lo más alto del árbol más alto de Weblandia para dar mi último aullido, como el de Allen Ginsberg pero anunciando a otra generación el final de los tiempos:



“Yo escribo con balas de plata para ir directo a tu corazón, para dejar en él la impronta de mi fracaso. Yo soy la voz interior de un escritor, una voz que se escapó de un libro sin final, un libro infinito del cual ya me cansé, un libro que jamás se escribió; de ahí el origen de mi fracaso ante algo que es una idea inconclusa. Pero a pesar de todo estoy aquí, con este grito que será la expiación de todos mis pecados, sin olvidar, desde luego, que sólo soy una voz por ahora sin cuerpo. El alma sí la tengo, y es esta energía que se manifiesta haciéndome escribir estas palabras de plata, tintura reflectante de mi realidad: La realidad de un fracasado.



Tengo la sospecha de que tú vienes aquí como un voyeur, para saber qué se esconde detrás de esta voz, cuál es su esencia y si te puedes reconocer en ella. Pero yo sólo vengo a decirte verdades, porque las mentiras competen exclusivamente a la espacie humana. Ése es tu fracaso, mucho peor que el mío; ésa es tu pérdida como ser humano. ¿Vas a hacer algo por cambiar la Historia? ¿Acaso no ves cómo anda el mundo que habéis creado? ¿No me digas que estás satisfecho? Lo mío no es nada en comparación con lo tuyo, y aquí estoy para escupir mis balas de plata en tu corazón, para que muera dentro de ti ese ser despreciable y así puedas cambiar tu conciencia.



Y ahora, después de terminar de leer estas palabras, levántate del asiento, mírate en el espejo y comprobarás que no eres mejor que yo, esta voz que te habla, porque perteneces a la peor especie del Universo.



Después de mirar en el espejo ni siquiera lograste contemplar tu alma, tan sólo un rostro de carne y hueso, un cuerpo mortal, no como esta voz que flota en el espacio y vivirá por siempre, porque es tan inmaterial como la esencia de un alma que no se esconde dentro de nadie. Quizá ya empieces a ver la luz que se cuela por una rendija, por la corteza abierta de tu piel, justo ahí por encima de tus cejas, en la frente; quizá ya sientas su calor, quizá ya alcances a entender algo de lo que te digo. Pero primero es necesario que te des cuenta de tu fracaso, de otra forma no podré hacer nada por ayudarte porque ya estarás muerto para la gloria. Así es, muerto para la gloria y muerto para todo, porque lo que te espera ni siquiera lo imaginas, está por encima de los límites de tu razón humana, algo que se esconde detrás de la cortina de este mundo material que tanto amas. No hay nada si no crees en ello, y se esfuma antes de que lo hubieras intentado. Hoy es un gran día, no pierdas la oportunidad de conocerte un poco más, de mirar en tu interior para tratar de ver aquello que perdiste antes de haber nacido.



Ya te dije que estoy aquí para cambiar tu conciencia, para que dejes de ser como los demás, esa masa que puebla este planeta; para que cuando camines por las calles entre ellos sepas de tu diferencia, por tener en tu mente y en tus manos el poder para cambiar el mundo. Pero primero, ya sabes, tienes que empezar por dentro, por tus ideas y sensaciones, y así abandonar tu antigua manera engañosa de ver la realidad. Ya sé que no será fácil cambiar de un día para otro como por arte de magia, pero el tiempo, con su transcurso, te irá abriendo la visión clarividente del futuro; es el atributo que debes desarrollar, esa parte dormida: el arte de la intuición, el de sospechar saber qué pasará. Hasta los animales presienten la catástrofe cuando el humano no sabe ni lo que tiene bajo los pies, lo que se alza ante su vista más allá del horizonte, porque su visión es corta, demasiado corta.



En la mano tienes la semilla; mírala e imagina el árbol que está dentro de ella. Busca más allá del tiempo presente y encontrarás todas las respuestas. Ése es el punto de antes del punto de partida.



Todos vienen a la vida a cumplir su designio. Algunos a hacer el amor y otros para matar. Tú tienes la capacidad de decidir tu destino, para dejar de pertenecer a la especie de los asesinos. Mira la Historia de la Humanidad y verás su fracaso. Guerras, guerras y más guerras; sometimiento, mentiras, ansias de poder y envidia. ¿No te diste cuenta? El largo camino que se buscó ya llega a su final, y tú estás ahí, en medio de todo mirando sin hacer nada, con los brazos cruzados como una gran mayoría complacida ante semejante realidad. Por esa razón, ahora tienes que quitarte la marca de la frente, la marca del asesino que tienen programado para ti.



Todavía continúas sumido en esa oscuridad que te imprimieron, de la confusa especulación de los corazones de hielo a los que nada importa, de algo tan evidente que hiere la inteligencia, que se acepta como un acto natural; y así están todos satisfechos ante ese algo que se cree no tiene solución. Es la complacencia inútil de los inútiles, es, a fin de cuentas, la esencia mezquina del humano.



Tengo balas de plata. Tengo balas de plata para tu corazón…



Si quieres que te diga la verdad, no creo que todavía hayas sido capaz de cambiar. ¿Y qué han hecho mientras tanto los dirigentes de las naciones de este planeta? ¿Planear la próxima guerra? ¿Seguir construyendo armas? ¿Seguir engañando a quienes gobiernan? Ellos no pierden el tiempo para alienarte, no lo olvides, juegan con ventaja sobre ti. Sólo espero que cuando comience la próxima guerra, la definitiva, no acudas en defensa de ninguna patria, porque tu patria está en ese corazón que no paro de atravesar con mis balas de plata. Tú no naciste para matar a tus semejantes, tú naciste, simplemente, para amar. Rechaza la guadaña que te será entregada, y no pierdas la poca dignidad que como humano te queda.



No pienses ahora que esta voz es la de un profeta, porque no lo soy; sólo soy, en parte, tu conciencia perdida, ésa que te robaron antes de nacer todos tus antepasados y los antepasados de todos tus antepasados, los que construyeron este mundo de mierda, esta incivilización heredada por los que no fueron capaces de cambiar nada. Ellos, desde luego, no son como tú y como esta voz que te habla.



Recuérdalo siempre: Tú no eres ni serás un asesino.



Si ya crees fervientemente en ello ya dejaste de ser humano, ahora eres posthumano. Pero la cuestión no es tan fácil como parece por el simple hecho de haber decidido no ser un asesino y no formar parte del ejército que luchará en la guerra que se avecina. Mira a tu alrededor, ¿no te das cuenta de que perteneces a una minoría? Los posthumanos son muy pocos en comparación con aquéllos que elegirán la violencia, los que defenderán la patria de los impostores, los que lucharán por el dominio del planeta. Ahora eres un infiltrado, un cáncer para esa sociedad a la cual ya no perteneces por escapar del troquel de su alienación, por no pensar como todos y no seguir caminando por la raya que te marcan. De ello tienes que estar orgulloso, es un gran logro, no lo dudes, ya no eres un mediocre al servicio del poder.



Busca, busca y encontrarás; la huella está entre los pedregales de un camino difícil, casi imperceptible para los ignorantes; la hallarás si escuchas con atención el impacto de estas balas de plata en tu corazón. Entonces comenzará tu lucha, la definitiva y verdadera.



Esta Humanidad ha fracasado y camina hacia el ocaso. Las naciones están gobernadas por el poder del dinero, y sus ciudadanos en nada les importan. Este planteamiento no es subversivo, es la realidad. Te repito: mira hacia atrás y contempla la Historia. No habéis logrado nada y vuestro mundo va directo hacia la distopía, ahí es donde os llevan vuestros dirigentes. Sois, para ellos, un número nada más, una pieza dentro de un mecanismo productivo para llenar sus bolsillos. Y mandarán a sus gobernados como animales al matadero para luchar por su dinero, piezas de un macabro juego que ya están planeando. Al llegar el momento debes saber rechazarlo, alejarte ahora en tus pensamientos y convicciones. La mentira y la coacción es su ideología, con ella someten a la Humanidad, y tú no serás cómplice de semejante engaño ni marioneta de nadie. Corta los hilos, corta los hilos…



Balas de plata, balas de plata para tu corazón; eso es lo que yo te entrego.



Sé que corremos peligro por pensar diferente, por creer en el amor y en la paz, esos valores que ahora son subversivos para ellos. ¿Cómo puedes creer en tus dirigentes cuando hacen la guerra, cuando desvirtuaron la verdad, cuando su moneda es la violencia? Muchos mueren de hambre y enfermedades mientras ellos siguen fabricando armas para el exterminio. Ya se ha dicho muchas veces: El hombre es el lobo del hombre.



¿Ves? Tú ya no eres así. Prométeme que no matarás a tus semejantes, que no serás como ellos. Ésta es la única vida que tienes para abrir la puerta, no pierdas la oportunidad de ver la luz que allí te espera. Nada es comparable con la dicha de saberse limpio, para encontrar la vida que se esconde detrás de su término. Ahí es donde inicia la conciencia ilimitada de la que ya estás formando parte. Tú vivirás por siempre, no lo olvides, en el recuerdo de esta Humanidad vencida y en los espacios infinitos de un lugar que está por encima del tiempo.



Mira las estrellas en una noche despejada y comprobarás la grandiosidad del Cosmos. ¿Cuánto hace que no las mirabas? Ya se perdió el contacto con la Obra de la Creación, con una naturaleza cada vez más cercana a su exterminio. Al menos la mano del hombre no llega a los astros para mancillarlos como hacen con su planeta. La Humanidad es mucho peor que una plaga de ratas en un hospital, que una guardería infantil repleta de cucarachas. El humano destruye su planeta día a día en aras de una prosperidad difusa, y nada le importa, la agresión continuará sin cesar hasta acabar con todo. ¡Qué más dará la herencia para sus descendientes! El hoy es lo único que importa mientras pisotean lo que encuentran a su paso. Crean leyes y más leyes, cuando transgreden las fundamentales, las impuestas por un juicio que escapa de su cognición.



Los humanos, como ves, sólo pueden apreciar el presente y siempre aferrados a la materia, a esos papeles de colores con los que pueden pagar todos sus caprichos, por los que incluso son capaces de matar. Amasar grandes cantidades de dinero es lo primordial, la ambición de una mayoría. ¡Qué poco vale la vida! ¡Esos papeles de colores son más valiosos que el llanto de un niño cuando muere de hambre!



Tú, al menos, ya no eres como todos ellos, eres posthumano. La diferencia es grande porque ya no perteneces a la especie más depredadora del Universo, la especie de los asesinos, los que matan a sus semejantes, los que pretenden acabar con la vida en su planeta. Ellos todavía no te reconocen porque exteriormente te perciben igual. Eres ahora un extraño en su mundo infame, esperando el momento de la redención. Tú lucharás por establecer las bases de un mundo diferente.



Los posthumanos algún día poblarán este planeta, ellos resurgirán de las cenizas de una civilización perdida y después de aprender la lección más dura y ante el ejemplo de la barbarie sucedida: de ríos de sangre, pestilencias y destrucción.



Los que hacen de este mundo lo que es, tienen el mismo valor que una mierda de perro pegada en la suela de tu zapato, porque ellos jamás verán la luz. Qué rían y disfruten mientras puedan, pues su tiempo es corto, tanto como el suspiro de quien encuentra la inmortalidad después de la muerte. ¿Qué sentido tendría la vida? Yo te digo que detrás de tu existencia material hay mucho más, pues de allí proviene esta voz que te habla. Ya te advertí que yo no miento, pues la mentira es un atributo de la especie humana. Algún día te darás cuenta de todo esto y lo verás tan claro para no ser capaz de dar macha atrás.



Esta voz vino a buscarte desde muy lejos, desde más allá de las estrellas, y todo para convencerte de que eres especial. Tienes el poder que yo te entrego, al menos para discernir el engaño que inunda este planeta. Es el presente lo que engendra el futuro, y cuando la semilla no es buena es imposible que el árbol y el fruto lo sean. Yo te enseñaré el árbol de la vida y de la muerte, la semilla ya la conoces. Mi mayor secreto ya fue develado. Piensa lo que quieras, da mil vueltas a esa idea y saca una conclusión. Es difícil de comprender, pues todo está y no está por escapar de una ley que compete a la materia. Es mucho más de lo que es y mucho menos que nada, pero siempre permanece por encima de todo, dentro y fuera de su energía inmaterial. Es como un pensamiento, como esta voz… ¿la vas a medir? ¿osarías pesarla en una balanza? Entonces, ni siquiera te plantees dilucidar algo que está fuera de tu alcance. Todo es secreto cuando nada se comprende, no hay duda que se pueda esclarecer, no hay respuesta ante lo desconocido, y sólo debes creer a pesar de ese vacío. La vida es un laberinto con dos salidas: una hacia la oscuridad y otra hacia la luz. Es fácil de identificar los senderos, saber cuál de ellos debes seguir.



El ocaso de la Humanidad ya se acerca, y yo sólo tengo balas de plata para ti.”