En breve, los territorios de tu piel; hasta ahora prohibidos y sagrados, serán profanados por mis huestes, quizás un poco cansadas y fatigadas, pero aún fuertes e indómitas.
Lo antes vivido, se nubla en el pasado. Lo real, lo importante, lo esencial, es lo que viviremos y sentiremos juntos, tu y yo; aquí y ahora.
¡Bendita vida, bendita profanación!…