lunes, 5 de julio de 2010

Algo muy viejo, que pudo ser un cuento de ficción...

PESADILLAS IN VITRO

Estábamos solos en la inmensidad del firmamento. La tierra estaba desolada. Finísimas copas de humo resplandecían en lo profundo de la noche, bajo las estrellas de mayo. Un olor a carne humana descompuesta se expandía en lo ancho de la esfera azul. El sol se había apagado para siempre y la luna permanecía en su sitio con un leve resplandor que amenazaba con extinguirse. Subimos lentamente la cuesta de una montaña que yacía en tinieblas, en el satélite que aún giraba díscolo y grotesco en la soledad de aquel espantoso laberinto. Nos sentíamos tan ofuscados que apenas podíamos comunicarnos. Mi esposa, tres hijos y un perro, era lo único que conocía como familia y por quienes luchaba para sobrevivir. Pero todo había empezado unos cuatro años atrás. Mi pasión por los grandes misterios habían despertado en mí ese deseo de conocer el futuro del planeta Tierra. Algunos acontecimientos importantes, ciertas lecturas curiosas sobre temas desconocidos, desde Luciano Samosata quien describe perfectamente la vida de los selenitas, allá por el segundo siglo de nuestra era, hasta Ray Bradbury con sus controversiales Crónicas Marcianas; después la experiencia que viví con los llamados viajes astrales, y luego, esta pesadilla apocalíptica.

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